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Nunca sobra conocer el orígen de los lugares comunes. Por qué Santa fé? Por qué Bogotá? El siguiente artículo permite descubrir las sutilezas de un simple nombre, no tan simple como parece.
 
 

LOS NOMBRES DE SANTAFE Y BOGOTA,
Bogotá quiere decir República. Santafé, colonia
Por: Germán Arciniegas

Tomado de: Revista Credencial Historia.
(Bogotá - Colombia). Edición 26
Febrero de 1992

 

 

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Mapa de Bogotá (actual municipio de Funza) y Serrezuela, 1771.
Archivo Nacional, Bogotá.


 

Se dio en el acta, a la ciudad fundada por Gonzalo Jiménez de Quesada, el nombre de Santa Fe de Bogotá. Pero como resultaba demasiado largo, aun para entonces, se decía y escribía, sencillamente, Santa Fe. Como a don José María del Castillo y Rada le llamaban Pepe. Sobraba tiempo para gastarlo en cortesías, y sin embargo no hay sino que leer papeles de la época para ver cómo se encabezaban las cartas y se fechaban los documentos: Stafé. Cinco letras de un mismo garabato. Ahora, devuelven un telegrama en las oficinas del Gobierno porque usted pone Bogotá y le dicen: "Es un lugar desconocido". La Constitución de 1991 ordena: Santa Fe de Bogotá. Como exigir que me escriban en el sobre Germán Arciniegas Angueyra, y que se averigüe si soy doctor...

Quesada traía fresca la geografía de su tierra. Quiso cristianizar a la española sus conquistas en cuanto "vio que la tierra era buena". Como puso en sus versos el cura Juan de Castellanos. Quijotescamente veía alcázares en los bohíos de que estaba sembrado el altiplano, bohíos que divisó al trepar la última cuesta. Cuando llegó a la tierra de recreo de Teusaquillo y entre los cristalinos y caudalosos ríos que luego llamaron los frailes el San Agustín y el San Francisco, encontró un llanito deleitoso. Añoró entonces los juegos de agua de Granada en que se bañaban las moras de su tierra. Este será el Nuevo Reino de Granada -se dijo-, y pensando en el campamento levantado por los Reyes Católicos como demostración de que no se retirarían del lugar hasta no echar de España a sus califas, imaginó para la capital el mismo nombre que dieron al campamento los reyes: Santa Fe.

 

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Santa Fe de la Indias ("Sancte Fidei Indiarum"), alegoría publicada en "De origine
Seraphicae Religionis Franciscanae", de Fray Francisco Gonzaga. Roma, 1587.


 

Nombre nuevo en España, viejo en Francia. Se lo dieron Fernando e Isabel, y se convirtió en símbolo de la voluntad guerrera, último capítulo de la epopeya de siete siglos. Coincide con el primero de la historia de Colón. El del encuentro del genovés con Isabel, la jineta que llegaba en las tardes al campamento después de pasar revista a quienes estaban peleando en el asedio. Cosas que estaban frescas en quienes venían a América. Santa Fe es un nombre que se reproduce desde California hasta Argentina, en toda la geografía que los españoles van regando con nombres de su tierra: Nueva España, Nueva Andalucía, Castilla de Oro, Córdoba, Barcelona, Toledo, Galicia, Santiago...

 

Santa Fe no fue española, fue francesa

Lo que si debe quedar claro en lo de Santa Fe es que en términos de las tradiciones de la Iglesia es tan francesa como Lourdes, y entró a Castilla para que en Granada hiciera el milagro. Invocar a Santa Fe simplemente serviría más para hacer una América Latina, pensando en Francia, que una Hispánica con Santa Fe de España. La leyenda de Santa Fe se la saben al dedillo hasta los niños de la región de Agen y lleva diez y siete siglos de irse difundiendo por el mundo... como lentamente avanzamos nosotros con la de Chiquinquirá. En el caso francés, el cuento es más rico. Lo digo como lo contaba por la radio italiana Fiero Bargellini, recogido luego en su enciclopedia de los Santos del Día. Libro de encanto que, como se verá, dejó para distracción de santafereños y bogotanos...

 

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Gonzalo Jiménez de Quesada, fundador de Santafé, a la que dio este nombre en
recuerdo de la ciudad homónima en Granada. Oleo anónimo, Museo Nacional, Bogotá.



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Escudo de la ciudad de Santafé de Bogotá.
Pintura de Luis Felipe Uscátegui, 1938.



Era Santa Fe hija de un patricio de Agen. Bellísima y virtuosa, en tiempos del emperador Dioderiano, siglo III. Fue llevada a la parrilla, como San Lorenzo. Se la recuerda como una de las primeras víctimas de la persecución en Francia contra los cristianos. La fantasía fue aumentando, con los siglos, el número de las torturas de su martirio. En un cierto punto, creyó del caso agregarle un enamorado espiritual en la persona de San Caprasio. Caprasio no resultó tan valeroso como Fe, y escapó a las primeras pruebas; pero conmovido ante el coraje de la Santa, tornó a juntársele y seguirla. Se presentó a los perseguidores, sostuvo con ella las torturas y los dos fueron decapitados ante la muchedumbre... ¡que se hizo cristiana! El culto por Santa Fe nació ahí mismo. Se construyó una primera iglesia en el lugar de los suplicios, que luego se trasladó a Conques, donde se le consagró una estatua de oro, o de madera recubierta con láminas de oro... La estatua tenía los ojos pintados en esmalte blanco y las pupilas azules. Un ladrón que robó un pedazo de oro de la estatua perdió la vista y sólo la recobró al devolverlo. Con su estatua de oro de ojos azules. Santa Fe se tornó en una Santa Lucia que hizo milagros devolviendo la vista a los ciegos...

El primer contacto de Santa Fe con España estuvo en quedar el santuario en el camino para Santiago de Compostela. Los peregrinos hacían una posada en Santa Fe y luego seguían a Compostela. Algo de eso pensarían los reyes al darle el nombre de la santa francesa al campamento que levantaron frente a Granada... Una parada para llegar a su destino. Y les trajo fortuna.

Bogotá es de otro origen. Correspondía al nombre del cacique del lugar. Santa Fe se fundaba en tierra del Bogotá, Belalcázar venía trayendo del sur otra costumbre. La de aprovechar la geografía americana: Perú, Quito, Pasto, Popayán... Como se mantiene en las capitales de la Gran Colombia, o como cuanta ciudad chica o grande recuerde en toda América, en el nombre republicano, el indígena, sin que le pase por la mente a los de ahora el pensamiento de restablecer el colonial.

 

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"Santafé religiosa prosperará, año de 1814". Placa sobre la puerta central de
la catedral de Bogotá, colocada por su arquitecto, Fray Domingo de Petrés.


 

Al proclamarse en Colombia la república ocurre algo insólito. Estaba vivo el recuerdo de la pacificación de Morillo, y Santa Fe había sido el teatro en cuya plaza principal, y en la del llamado Parque de los Mártires, se habían fusilado decenas de hombres eminentes de todo el país. Caldas, Torres, quedaban como recuerdo funesto de una Santa Fe que dejó ensangrentado el escudo virreinal. Los fundadores de la república, buscando un símbolo nuevo, volvieron sobre el nombre americano de Bogotá y borraron de los papeles Santa Fe. Cuando en 1821 se dictó la Constitución de la nueva República, Bogotá representaba un altar de la insurgencia. Y se presentó en Cúcuta el debate sobre cual seria la capital, y su nombre.

Bogotá se venía imponiendo desde Angostura, desde Boyacá. El 14 de agosto de 1819, a la semana de la batalla, que consagró entre nosotros su gloria. Bolívar se dirigía a Zea para comunicar al Congreso la victoria: "No poco se ha conmovido mi sensibilidad al llegar a esta capital de la Nueva Granada, en donde todavía se ven marcadas la depredación y la crueldad de los déspotas de la Península..." Pero las palabras que iniciaban su carta decían el cambio en una sola palabra: el nuevo nombre de la capital: "Bogotá, 14 de agosto, 1819".

 

El obispo dijo que no; el Congreso dijo que sí

A Cúcuta se fue con el santo y seña de Bogotá. Era la palabra de la República. Se iba a escoger la capital de Colombia y a consagrar su nombre. El Libertador había pensado en una ciudad ideal consagrada a Bartolomé de Las Casas. El símbolo del primer principio de los Derechos Humanos que son el comienzo del Derecho Americano. Pero la guerra estaba a mitad del camino. Era 1821 y faltaban cuatro años para Ayacucho. El centro de la operación era Bogotá. Como Santa Fe para los reyes de España al término de la guerra contra los moros, Bogotá para la conducción de la guerra es el lugar desde donde van a partir los que luchan. Lo reconocían los venezolanos, los de Quito. Sobre esta elección no hubo sino que aceptara Bolívar, en Guayaquil, la espada.

 

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"Vista por la parte occidental de la ciudad de Santa Fe de Bogotá", detalle del mapa elaborado por José Aparicio Morata en 1772, de orden de Francisco Antonio Moreno y Escandón.
Casa Museo 20 de Julio



El asunto se puso en discusión el 3 de octubre de 1821. Inesperadamente, el obispo de Mérida, Rafael Lasso de la Vega, propone que se restituya a la capital de Bogotá el nombre de Santafé. El señor obispo era un hombre de paz, acatado en el Congreso por sus colegas amigos de la República. Se le oyó en silencio. El libro de actas sólo registra la negativa a la solicitud del obispo...

Bogotá hizo su historia entre 1810 y 1819. Quizás menos. Los años finales de Santafé virreinal dejaron un recuerdo tan sangriento de la colonia, que ha quedado vibrando todavía en las notas del Himno Nacional. En la Constituyente de 1991, sin embargo, regresó el obispo de Mérida y propuso de nuevo restaurar el nombre que Bolívar mismo había borrado el 14 de agosto de 1819. En Cúcuta se negó en silencio, pero con cierta unánime solemnidad, la propuesta. Estaba fresca la historia. Ahora, en una noche atolondrada, la propuesta cayó en la confusión de un congreso que se había puesto fuera del tiempo, y triunfó el obispo. Sacó adelante su propuesta, para su propia sorpresa... Como si se sacara de la plaza el bronce de Tenerani y se colocara el Mono de la Pila...

BOGOTA

Bacatá, nombre de la capital de los Zipas, significa "cercado fuera de la labranza". El poblado recibía también el nombre de Muequetá ("campo o sabana de la labranza") y el de Funza ("varón poderoso"). Precisamente en territorio del actual municipio de Funza, vecino de Bogotá, y probablemente en su vereda El Cacique, se encontraba la cabecera de la población de Bacatá o Bocotá, de la cual se deriva la palabra Bogotá. Ese poblado fue abandonado e incendiado por el zipa Tisquesusa a la llegada de los españoles el 20 de abril de 1538. La ciudad de Santafé sería fundada, al pie de los cerros Monserrate y Guadalupe, en Teusaquillo, sitio de recreo del Zipa. Durante toda la época colonial, Funza se llamó Bogotá, y el 6 de septiembre de 1810, por decreto de la Junta Suprema de Santafé, recibió el título de Villa de Santiago de Bogotá. El 17 de diciembre de 1819 el Congreso de Angostura le dio a Santafé el nombre de Bogotá, y al pueblo vecino, el de Funza.

 

 

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Luis Hernando Salamanca. luigyman@hotmail.com