Los aportes de David son abundantes en datos interesantes y vínculos valiosos, útiles para los demás miembros de Ekklesia. Sin embargo, al pasar en revista sus intervenciones hay ciertas cosas que cabría decir.

 

Su primera intervención, corazón de piedra, motivada por la película "la primera noche" de Luis Alberto Restrepo, es un ataque frontal a la indiferencia cotidiana ante la miseria y el hambre. Me parece que la ilustración incluída es bien elocuente al respecto.

 

Su segunda intervención, "2 joyas" y "modelo de e efectos indirectos de la creación de un nuevo puesto de trabajo", constituye un aporte que busca compartir una fuente de recursos con todos. Desde ese punto de vista, su iniciativa se aplaude. Sin embargo, a partir de este momento empieza a verse algo que puede incomodar la lectura para los otros miembros y perjudicar la buena recepción que de ellos pudiera esperar. Lo que diré es sin ánimo de ofensa sino más bien con amable disposición para que David vea como reaccionan los demás ante sus aportes. 

 

Se trata de un estilo de expresión "apadrinador", es decir que los otros, o al menos yo, tienen la impresión de que el escritor se coloca por encima del lector, asumiendo una posición superior de moralidad. Es así que, en vez de convencer, parece uno asistir a un relato de consejos absolutos, como cuando un padre le habla a un hijo. Las fórmulas imperativas florecen en su discurso y la lectura se hace algo pesada sobre todo para un grupo como Ekklesia, donde todos nos consideramos iguales, hombres y mujeres hechos y derechos, hechas y derechas. Ha de recordarse que Ekklesia es un lugar de discusión, de ejercicio de las capacidades de expresión, que nadie es adicto a la causa del otro per se, que no nos conocemos en persona. Siendo así, hay que pensar que cada uno de los miembros ha de ser convencido con argumentos abiertos y relativos, y que los imperativos categóricos deben ser evitados. En ese sentido, la fórmula "mis queridos Ekklesiasticos" parece no ser muy ventajosa pues hace pensar en un monje que saluda a su iglesia.

 

Superado este incómodo escollo que sin embargo cabía tratar, es pertinente resaltar el buen contenido de los aportes de David.

En su tercer aporte incluye un valioso vínculo hacia la red de bibliotecas de Bogotá.

En el quinto aporte muestra una interesantísima escala mundial de felicidad y observaciones pertinentes.

Su séptimo aporte contiene mucha información de importancia con respecto a la red distrital de bibliotecas de Bogotá y una no menos alabable reflexión acerca del desarrollo de Bogotá. Este aporte está escrito con un estilo abierto, evitando todo imperativo moral y llamando a la reflexión y a la atención del lector. Es un estilo apropiado para Ekklesia.

El noveno aporte muestra la variedad de temas que puede tratar un miembro del grupo: sus acotaciones nutricionales son sensatas y el estilo se mantiene con la línea del séptimo aporte.

El undécimo escrito es excelente en cuanto a la forma. La información es generosa y la actitud abierta.

 

Recapitulando, el nivel general de las intervenciones de David es ejemplar, pero el gran lunar, a mi modo de ver claro está, es que cae a ratos en la tentación de "apadrinar" a sus lectores en vez de convencerlos.

Adelante con el esfuerzo y espero no ser muy pesado con mis comentarios que los hago con la mayor amabilidad del mundo.