ah.... la soledad!
eterna miscelànea, panacea de panaceas....
La contingencia, las interrogaciones, la confusiòn, la claridad, la fusiòn.
Jamàs se es màs libre que cuando se ES solo, que es muy diferente a estar solo, pero jamàs se està tan solo que
cuando se es libre.
La soledad es una actitud del ego: sòlo un egocentrista es capaz de tal resignaciòn. La soledad no es una tristeza de
fondo, sino una hambruna de frente, de lado, de arriba, de abajo, una hambruna cuyo alimento es el uno mismo; una fuente inagotable
de insatisfacciòn, de sospecha, de duda, de entrega, de implosiòn, de crisis, de boom, de todo.
Las soledades vienen de todos los tamaños y en todos los sabores: las hay exhibicionistas, que son las que intentan metérsele
por los ojos a todos pero que en el fondo no buscan sino impresionar; las hay snobistas, que son las que imitan a los grandes
SOLOS no màs que por dàrselas; las hay resignadas, que son las que ya perdieron toda fe y toda esperanza; las hay también
misàntropas, misòginas, dadaìstas, en fin.... Y hay otra soledad que enamora, pero a la larga cansa, o al menos asì me parece
a mì: la soledad del solo por el solo, la lincolnisaciòn de la soledad: "soledad del solo, por el solo, para el solo". O en
términos keynesianos: "la espiral solitaria". Se trata de un fenònemo de largo, corto y mediano alcance que reduce al individuo
a un encerramiento poco apetecible por los otros individuos y a veces criticable por el mismo solo. Es el resultado de una
introspecciòn profunda, y sospecho que puede ser una etapa hacia otra etapa.
El solo por el solo mira al mundo con buenos ojos, a pesar de que hay gigantes que llevan siete leguas en las
botas y pueden ponerle el pie encima a él y a muchìsmos otros.
El solo por el solo no se resigna, no le importa ser aplastado por otros con tal de que no sea un aplastamiento
autoinducido. El mira las desgracias con ojos de humanista, y cree firme y estòicamente que el hombre todo lo puede si tiene
determinaciòn y valor. Su lema es "no hay tareas imposibles sino hombres incapaces" y va caminando por el mundo, dansando
un solitario pero ameno vals de Strauss, a la vez que se repite mentalmente una y otra vez que con voluntad todo se puede.
El solo por el solo quiere a todos, pero no quiere a nadie, y como De Gaulle, "pertenece a todos, pero no pertence a
nadie". Aprueba, un tanto resignàdamente, la teorìa de Maupassant segùn la cual "nos damos cuenta de pronto que estamos
verdaderamente, siempre y por todos lados solos en el mundo, pero que en los lugares comunes, los tratos familiares nos dan acaso
una ilusiòn de la fraternidad humana."
Cansado, pero cansado de estar sòlo deàmbulando, decide ser solo y renunciar a la bùsqueda de motivaciones en los otros, optando
por volcarse y enfrentarse a sì mismo. Allì es cuando viene la batalla de la soledad. Ah! porque ser solo no es gratuito,
es una batalla ardua y eterna, de la cual nadie sale ganador, pero tampoco perdedor.
El solo por el solo es un amoroso en la boca de Sabines que detesta a los proxenetas del amor, y consciente de que
el amor jamàs es eterno, solo entrega su corazòn a los otros en arriendo. Inclusive cuando dice que es "para siempre", que
nadie se engañe, es tan sòlo un adorno en el ponqué para embellecer la fiesta.
Duro, despiadado, frìo analìtico, estadista draconiano, jamàs revela su fuero interior a los otros, porque jamàs
los otros llegan a comprenderlo. Tendiente ùnicamente hacia el mayor beneficio posible, haya satisfacciòn en el beneficio
de los otros toda vez que "es un animal en sociedad". Escéptico por naturaleza, repudia todo dogma sin distinciòn, y busca
frenéticamente el trasfondo en todo, inclusive en sus propias apreciaciones: es Montaigne; y haya un ùnico descanso en el
aforismo de Spinoza "no reir, no llorar, no detestar, sino comprender".
El solo por el solo, señores, es una supernova a punto de estallar y un hoyo negro a punto de colapsarse sobre sì mismo.
Consciente del "panta rei", se hecha a rodar por el mundo cual Gorki contemporàneo, y va cantando relajado, cantando
la alegre vida.
Ah! sì! el solo por el solo tiene un gusto increìble por la lluvia y los dìas grises, y por el asfalto caliente impactado
por las gotas justo en el preludio del aguacero.
No me pregunten por qué, pero asì es.