Segunda pelìcula de Vincent Gallo, director independiente, maldito y polémico, Orson Welles contemporàneo,
un autor en el pleno sentido de la palabra, director, guionista, actor, director de la fotografìa, editor, mùsico, alguien
que realmente controla todas las etapas de la producciòn cinematogràfica y que nos da forzosamente una visiòn muy personal
que puede encantar o repeler, con él no hay medias tintas. Bufallo 66 su primer largometraje sorprendiò por sus audacias visuales,
flashbacks que irrumpìan al interior del cuadro a partir de pequeños cuadros que se iban agrandando hasta ocupar toda la imagen
y que explican que el personaje (él mismo Gallo) no es culpable de ser un antisocial, es una vìctima de sus padres y de la
sociedad corruptora (visiòn materialista varias veces expresada en el cine, recordemos a Anna Magnani en Mamma Roma de Pasolini
que durante sus rondas nocturnas por la capital explica que nadie es culpable de ser prostituta o ladròn que la culpa era
del padre que era traficante y de la madre que era estafadora y asì ad infinitum), este método retroactivo adoptado por Gallo
para explicarnos a su personaje, genera en el espectador un cierto sentimiento de compasiòn y comprensiòn sin nunca llegar
a caer en el patetismo, llegamos a identificarnos al personaje lo cual constituye un logro mayor pues se trata de alguien
bastante antipàtico, malhumorado, nervioso, sucio. Christina Ricci acompaña a Gallo y lo hace estupendamente probando una
vez màs que es una actriz llena de talento, la quìmica entre los dos es evidente. La pelìcula tiene elementos que hacen pensar
en la Nouvelle Vague francesa, càmara nerviosa y faux raccord pero también evoca el cine independiente americano, Scorcese,
Ferrara y sobre todo Cassavetes, pensemos por ejemplo en la secuencia en la que los dos personajes van a visitar a la familia
de él, Ben Gazzara (uno de los actores fetiche de Cassavetes) y Angelica Huston estàn excelentes como los padres psicòpatas
del ex-convicto Gallo. Es cierto que tenemos un Happy End pero no se trata del tìpico final a la Hollywood, es un final inteligente
y que muestra que a pesar de lo negra que puede ser la vida a veces es posible encontrar una salida. Bufallo 66 es una pelìcula
de un costo relativamente bajo, de una excelente càlidad artìstica y que se deja ver con bastante facilidad, no se trata de
una pelìcula hermética. Esto ùltimo no vale para Brown Bunny , pelìcula duramente criticada, a mi juicio injustamente, en
el festival de Cannes del año 2003. Es cierto que es una pelìcula lenta y densa pero eso no le quita ser una buena pelìcula,
sin duda no se trata de una pelìcula para pasar el rato, no es una pelìcula de entertainment, no estamos frente a una
obra complaciente para el espectador y es que el cine y el arte en general no es siempre placentero, a veces remueve por dentro
y sacude al espectador, si lo fuese siempre cuàl serìa el lugar de autores como Antonioni, Ferreri, Pasolini, Bergman, Resnais,
Tarkovsky, Lynch, Cronenberg o Haneke en el cine o Dostoievski, Kafka, Nerval, Lautréamont, Maupassant, Bourroughs o Bukowski
en la literatura ? La lentitud de la pelìcula, la càmara a veces movida, y otras estàtica y contemplativa, la ausencia
casi total de diàlogos, todo esto sumado a la escena sexual, bastante polémica por cierto, terminò por exasperar a los crìticos.
El final, hermoso y duro, me parece que compensa el resto de la pelìcula que es como una larga espera de que algo pase, Brown
Bunny es una Road Movie en la que vemos a Gallo, piloto profesional de motocycleta, errar en su camioneta por las calles y
carreteras de Los Angeles y alrededores obsesionado por una relaciòn amorosa trunca y tràgica que no puede olvidar, el personaje
se cruza en su camino con varias mujeres que seduce y abandona inmediatamente repitiendo un patròn psicològico que aumenta
su sentimiento de culpa. La secuencia clave es la màs polémica y no la voy a revelar del todo pues malograrìa la visiòn de
la pelìcula, es una escena en la que Chloë Sevigny se encuentra con Gallo en su cuarto de hotel y le aplica una felaciòn,
una buena mamada para dejarnos de eufemismos, frente a todos los espectadores, unos escandalizados otros agradablemente sorprendidos,
algunos de estos no necesariamente por cuestiones artìsticas. Ojo que hablamos del acto concreto, no se trata de ningùn trucaje
de càmara ni de montaje y esto visto en diferentes escalas de plano como para mostrar bien que es Chloë Sevigny que se la
està mamando a Vincent Gallo. Bien, la pregunta que surge aquì es porque mostrar esto en una pelìcula ? Yo responderìa,
porque no ? Se trata de un acto de pura y simple provocaciòn ? seguro que hay algo de eso pero no solamente. Este
es un caso sin precedentes en la historia del cine, ojo que no estoy hablando de las pelìculas pornogràficas en donde evidentemente
esto ya se ha visto hasta el hartazgo, es la primera vez que esto se muestra en una pelìcula de cine norteamericano, cosas
de este tipo, es decir escenas de sexo explìcito, ya se han visto en el cine europeo por ejemplo en el film, bastante malo
por cierto, Romance de Catherine Breillat y en Los Idiotas de Lars von Trier este ùltimo sì excelente, en donde los falsos
mongoloides deciden de un momento a otro hacer una orgìa, todo filmado con encuadres y toda la estética propia del cine porno,
pero esto, aunque no haya dejado de causar escàndalo, pasò màs facilmente en sociedades liberales como Francia para el primer
caso y Dinamarca para el segundo. No es el caso de los Estados Unidos, sociedad de un puritanismo bastante cìnico e hipòcrita.
Sin duda la pelìcula fue censurada y los actores estigmatizados, Chloë Sevigny no es lo que podemos llamar una estrella de
Hollywood pero es bastante conocida en el medio sobre todo a partir de su participaciòn en Boys Dont Cry de Kimberly Peirce,
en general ha actuado en pelìculas bastante polémicas (Kids de Larry Clark, American Psycho de Marry Harron y Dogville de
Lars von Trier) pero este ha sido sin la menor duda, hasta la fecha, su acto màs polémico. Me parece algo loable y digno de
admiraciòn, hay que tener valor para hacer algo asì frente a las càmaras sobre todo tomando en cuenta el contexto, una pelìcula
de cine independiente en los Estados Unidos, lo mismo para el director evidentemente. Es cierto que no se trata de una escena
que podrìamos llamar sutil o sugerente, es la evidencia explìcita del sexo en su estado bruto. Personalmente siempre he valorado
la sugestiòn frente a la evidencia, lo implìcito frente a lo explìcito, porque pienso que generalmente es mejor y produce
un mayor efecto psicològico en el espectador el hecho de no mostrar las cosas, el arte de la elipsis (asì como en la poesìa
el silencio es fundamental) pero el problema es que el sexo ha sido casi siempre eludido y no por cuestiones artìsticas sino
por prejuicios morales (pensemos por ejemplo en el còdigo de Hays de la época clàsica de Hollywood, que se occupaba de censurar
todas la escenas de violencia y sexo, curiosamente esta censura tuvo muchas veces un efecto positivo pues muchos directores,
a veces sin querer, se veìan obligados a sugerir, a decir las cosas de forma subrepticia, ganando la pelìcula en fuerza expresiva),
un ejemplo clàsico es el de la pareja que se dispone a tener relaciones sexuales, la càmara parte de los amantes besàndose
entrelazados y los abandona para mostrarnos una chimena ardiente o la ventana con las cortinas ondulando por el viento y la
noche llena de estrellas, esto es lo que llamamos un cliché, un estereotipo visual, nada de artìstico en esta formula manida
y banal, una posible salida es mostrar el acto en toda su brutalidad, es la opciòn que tomò Vincent Gallo y que me parece
totalmente vàlida e irreprochable.
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