Para mi segunda penitencia escogì un museo de tapices de los siglos XVII y XVIII. Se trata de un a joya del
patrimonio històrico de la ciudad de Aix-en-Provence.
El museo se instalò en 1910 en el segundo piso del palacio del arzobispado, un bello edificio cargado de historia
implantado en el corazòn del viejo Aix a la sombra de la catedral que sirviò de residencia de prestigio del prelado de la
iglesia que ocupaba importantes funciones civiles.
Estos apartamentos de gala se inscriben en un conjunto que, con sus edificios organizados alrededor de un
patio de honor, constituye una de las residencias màs vastas y màs representativas de la época clàsica en Aix. Los prelados
"aixois" recibieron a todos sus huéspedes que pasaban por la capital de la Provenza, en lo que era, segùn decìan, una
verdadera "posada de reyes".
Hoy en dìa el museo abriga una rica colecciòn de tapices de los siglos XII y XVIII reunida por los arzobispos.
Se trata de tres sucesiones originarias de Beauvais (famosa ciudad en Francia por su manufactura textil, especialmente sus
tapicerìas): Grotescos, la historia de don Quijote y los juegos "russiens".
Los Grotescos fueron de lo que màs me gustò. En especial uno titulado "el cazador" (le chasseur) que muestra,
ente otras cosas, a un perro de una robustidad poco comùn, recostado sobre sus enormes patas delanteras (levantando el
trasero), con el hocico de tal forma que se imagina uno que està tomando un respiro después de haber ladrado, mirando hacia
algo que no se ve en el tapiz ya que està en hors champs (fuera de escena). Es una mirada extrañìsima: se podrìa
casi decir que sus ojos estàn abiertos en signo de terror, pero la posiciòn de su cuerpo y su hocico, que deja entrever
una lengua roja, hacen pensar en el juego, como cuando uno va a sacar a su perro al parque y éste se pega
una alborotada contundente. Sòlo que esta vez siente uno a travez de los ojos del perro un temor y un espanto por lo que viene
de afuera del tejido. El amo de los perros (son varios pero solo éste se encuentra en singular posiciòn), hace un gesto con
la mano como para sosegar al animal, pero ni éste ni yo quedamos sosegados en lo màs mìnimo.
Con respecto a los tapices de la historia de Don Quijote, siempre es atractivo volver a descubrir a Cervantes de
formas incogitadas hasta ahora. Da risa ver al Quijote engañado por la falsa princesa de Micomicòn o a Sancho de rey. Y todo
representado majestuosamente en un tapiz francés de la manufactura real de Beauvais.
Finalmente, cabe resaltar que el museo cuenta con una colecciòn de maquetas y vestuario teatrales ya que dentro del recinto
del palacio arzobispal se encuentra un anfiteatro donde se llevan a cabo parte de las presentaciones del festival de arte
lìrico de Aix, festival de renombre nacional e internacional.
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