Asì pues que la inexistencia de una razòn plenijustificadora quita el sustento de mi mundo, y, cual mesa trìpeda sin
su tercera pata, caigo desbocado contra el vacìo.
Pensar que la realidad sòlo es acciòn, es decir, que sòlo hay realidad en la medida de que se "opere" dicha realidad
es cuando menos descorazonador. Pero es cierto que, por ejemplo, cuando se dice una palabra en otra lengua, salvo si
se mobiliza todo un bloque de imàgenes, la palabra en si no dice nada. De manera màs global, un objeto serà algo sòlo a partir
del momento en que se le atribuya un contexto. Un ejemplo claro es el caso del reloj:
Un reloj sòlo no es nada, pero la atribuciòn de propiedades ilusorias (que no se pueden ver), como
aquello de que 'existe' el tiempo y que ese artefacto lo 'mide', hace que dicho aparatejo cobre vida y tenga sabor a
realidad. Sin embargo, el tiempo no existe màs que por convenciòn y el reloj no mide màs que por comodidad (o por esclavitud).
De tal manera que si la realidad es una cuestiòn 'operada' y si nada justifica dicha operaciòn porque no existe una razòn
profundìsima que de sutento a otra y ésta a otra y asì, el mundo puede ser resumido de la siguiente manera: un gran
y absurdo sin sentido. Y es entonces, cuando el brillo del metal vuelve a sonreìrme...
Pero alto! he olvidado algo. Mi bello cerebro, maquina de recreaciòn, entiende que lo que puede procesar no corresponde
necesariamente a la realidad. Sé que al menos eso lo puede detectar. Pero al decir que lo que se entiende no corresponde
a la realidad, se està admitiendo que aquella pueda existir o al menos, que algo màs puede ser. Kant, como ya habìa dicho
antes, dice que "no hay ciencias sino de fenòmenos", pero jamàs dice que no exista otra cosa ademàs de los fenòmenos. De
modo que tal vez exista otra 'lògica', otra 'dinàmica'... una 'real realidad' que no dependa de las interpretaciones grisaseas
de un òrgano cefaleo.
Y si existe dicha realidad, entonces no es ilògico pensar que pueda existir algo que la justifique. Y si
es asì, justificarìa también lo que estoy viviendo, estas letras, mis pensamientos, porque estarìa todo ordenado de cierta
manera cuyas sutilezas yo ignorarìa. Justificarìa, por ejemplo, el hecho de que mi razòn sea imperfecta y que no pueda màs
que recrear.
Y entonces puede que todo no sea màs que un sueño, que ni el amable lector exista, que yo sea la pesadilla de un
molusco, o la indigestiòn de un cangrejo;
puede que el cielo no sea azul sino violeta, que el agua queme, que el fuego refresque, que el amor odie, que la ropa
desnude. Puede que todo pueda ser y que lo es sin que yo me percate. Y sobre todo, volviendo al anterior pàrrafo, puede
que exista una 'razòn' o 'algo' que dé sustento a todas las razones y a todo, simple y llanamente.
Pero si eso fuere asì, yo no podrìa tener el menor acceso a 'ello'; es màs, no podrìa ni nombralo: nombralro serìa
suprimirlo. Sé que es difìcil razonar con respecto a algo que no se puede nombrar pero compréndase que al hacerlo,
al ponerle una etiqueta a 'éso' plenijustificador, estarìa arrodillàndolo a mi lògica nominalista, accediendo
a ello, haciéndolo mìo, lo estarìa 'operando' para poder atraparlo en un nombre, y por ende, me estarìa inventando
otra realidad.
No obstante, bastantes cosas se pueden explicar a propòsito de lo que me refiero. Se puede explicar ante todo cuales
son los principales escollos a esquivar para acercarse a ese 'algo' del cual vengo hablando.
Para empezar, dicho algo, que no es razòn ni siquiera porque la palabra razòn està cargada de sentido
y darle un sentido a aquello es caer en una trampa... dicho algo no puede tener ninguna forma humana.
No puede ser dios porque serìa encadenarlo a un sistema de imàgenes (las màs de las veces paternalistas,
en lo que concierne a la cultura occidental, profundamente cristiana) y establecer una realidad fantasiosa.
Llevando el anàlisis hasta el extremo y repitiendo lo que ya se ha dicho màs arriba, dicho algo ni siquiera puede ser
llamado 'algo'. No ha de ser llamado. No funciona con nuestras 'leyes', no responde a nuestros llamados, no es ni 'malo' ni
'bueno', ni siquiera es 'neutro'. No es acciòn, ni potencia, ni cualquier otra cosa... En resumidas cuentas, ese algo no
puede ser accedido por la razòn, porque ésta no hace sino inventar lo que quiere.
Pero por màs incierta y sombrìa que parezca dicha cuestiòn, por ser la ùnica escapatoria a la realidad no justificada
en la que vivo, y con el dolor del alma he de decir, porque no es fàcil destruir al mundo en que se ha vivido desde siempre
con tanta seguridad, que sòlo dicha alternativa da sustento a mi existir.
Y es ahì donde te quiero ver, como dijera Augusto Monterroso, echado a tu buena duda, pensando en una alternatividad
que te saque de la contingencia, dudando de la realidad de cada dìa y relativizando a diestra y siniestra. Pensando como el poeta
peruano Martìn Adàn, que el atardecer es como un huevo frito y que el cocinero jamàs ha de ser visto, como cuando uno va a
un restaurante y se come su plato contentìsimo y sosegado, sin pensar por un minuto en el color de los pelos del bigote de
la persona que debajo de un gorro de chef le pone sal o pimienta o no se qué a aquella cuestiòn que ahora baja por la garganta
para alojarse plàcida en el estomago de la inconciencia.
(ver la continuaciòn en la siguiente entrega)